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La situación de estado de alarma generalizada debido al COVID-19 ha cambiado muchas de las cosas hasta ahora establecidas. Una de ellas es el consumo de electricidad, el cual ha disminuido a nivel europeo.
Así lo menciona el estudio realizado por el analista de electricidad Dave Jones. En él, el experto explica que la demanda de luz por parte de los consumidores europeos ha caído un 14%, lo que ha comportado una disminución en la quema de carbón y gas para generar esta energía.
En otras palabras: gracias al COVID-19 y a la crisis que este comporta, las emisiones de CO2 provenientes de la producción de electricidad se han reducido hasta un 39% durante el pasado mes de abril. Estos datos surgen al comparar los resultados de ese mes con el mismo periodo del año 2019.
Cae la electricidad a base de combustibles fósiles, pero suben las energías renovables
Esta caída de la demanda y producción de una electricidad a base de combustibles fósiles ha llevado a un aumento de la generada con energías renovables. En concreto, la energía eólica y la solar alcanzaron una participación récord del 23% en los últimos 30 días.
Este nuevo panorama sirve como un buen ejemplo de lo que algunos expertos denominan el nuevo modelo de consumo de energía. Es decir, uno basado en la producción energética con la ayuda del sol y el viento y no con los procedimientos menos sostenibles.
Según menciona el propio analista Dave Jones en su estudio publicado en Carbon Brief:
Los datos de esta crisis sin precedentes muestran que los sistemas eléctricos pueden funcionar sin problemas y de manera confiable, incluso cuando las energías renovables variables, como la eólica y la solar, satisfacen mayores porcentajes de demanda, que no se esperaban hasta al menos 2025.
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