La UE va camino de conseguir el objetivo que se estableció para el año 2020. En 2017, la cuota de energías renovables alcanzó el 17,52% y las inversiones en este tipo de energía no han parado de crecer desde entonces, lo que está muy relacionado con la gran disminución de costes, el aumento de las subvenciones y los resultados que se han ido viendo a lo largo del tiempo.
Todo ello abre la puerta al autoconsumo, que ofrece grandes beneficios. En primer lugar porque se reduce la dependencia de los combustibles fósiles, pero también por su elevada rentabilidad. El autoconsumo es el sistema por el cual uno o varios consumidores obtienen el suministro eléctrico de energías renovables. Dentro del autoconsumo, existen dos modalidades: el autoconsumo sin excedentes, que no vuelca energía a la red, y el autoconsumo con excedentes, en el que se vuelca parte de la energía a las redes de distribución y transporte.
Desde el punto de vista del consumidor, el autoconsumo es una opción económica más ventajosa que el suministro tradicional exclusivo desde la red. Además, este tipo de sistemas favorecen el autoconsumo de proximidad, haciendo que los consumidores tengan un papel más activo en su abastecimiento energético, lo que forma parte de las demandas de la sociedad actual.
La cuestión es que, conforme entran en el mercado más energías renovables descentralizadas del mercado convencional y otras nuevas tecnologías, el modelo eléctrico de se ha ido descentralizando a través de la producción de energía que alimenta la red de distribución y que no proviene de grandes empresas.
¿Es rentable el autoconsumo eléctrico?
Son muchos los consumidores los que se preguntan si el autoconsumo es realmente rentable y si compensa convertirse en productor. Con la aprobación del Real Decreto 244/2019, las instalaciones de autoconsumo fotovoltaicas de potencia inferior a 100 kW, es decir, las pymes y las viviendas, reciben una compensación en la factura por parte de la comercializadora que puede ser de hasta el 100% de la energía consumida por el usuario. Y es que el usuario tiene la capacidad de rentabilizar los excedentes.
Con lo cual, para hablar de rentabilidad y plazos de amortización, hay que prestar atención al ahorro energético en la factura de la luz por la propia instalación solar y la compensación por verter la energía sobrante a la red de distribución.
Si el usuario obtiene 0,04 euros por kWh e instala 2 kW en su hogar y las pymes 15 kW, el periodo que se requiere para amortizar la inversión es de entre 7,5 y 12 años, lo que supone una rentabilidad de entre el 8,33% y el 13,33%. Una rentabilidad muy atractiva en un contexto como el actual donde nos encontramos con los tipos en mínimos históricos. Lo cual es posible gracias a la legislación actual, por lo que la nueva normativa supone, sin lugar a dudas, una gran incentivo para el autoconsumo.