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Aquellos ciudadanos, comunidades de propietarios, cooperativas, instituciones o empresas que quieran generar su propia energía solar para consumirla, almacenarla o venderla para verterla a la red de distribución cuenta con el apoyo de la UE. El derecho a hacerlo ha quedado blindado y, con ello, llega una importante novedad que afecta directamente a nuestro país. No podrá haber recargos de por medio, al menos hasta el año 2026, sin importar la potencia que se tenga instalada. Con lo cual, diremos adiós por el momento al “impuesto al sol” que beneficiaba a las eléctricas.
Un acuerdo que ha coincidido justamente con la reedición del frente contra el “impuesto al sol” en el Congreso de los Diputados. Un nuevo marco favorable que celebran el sector fotovoltaico, las ONG medioambientales y las entidades sociales que han estado luchando contra ello. De esta forma, los ciudadanos podrán consumir y almacenar la propia energía que generen y recibir una retribución por su excedente, tanto a nivel individual como colectivo. Lo que, sin duda, ayudará a reactivar el sector, supondrá la ejecución de nuevos proyectos fotovoltaicos y la reducción de más de 3 millones de toneladas de CO2 cada año a la atmósfera.
¿Qué pasará en 2026?
A partir del año 2026, lo países europeos podrán reevaluar qué hacer con los recargos, pero las condiciones para que puedan hacerlo son exigentes. Y es que únicamente podrá hacerse si puede demostrarse a través de un análisis coste-beneficio el impacto negativo de la exención de los recargos sobre el sistema eléctrico y si el autoconsumo supera un 8% del mercado. En la actualidad, apenas llega al 1%. Además, esta revisión no podrá afectar a las instalaciones de autoconsumo que tengan una potencia menor de 25 kW, por lo que siempre quedarán exentas de recargos. Hay que tener en cuenta que la potencia que necesita un hogar normal es de entre 3 y 4 kW.
Bajada de costes
La cuestión es que, hasta el momento, estos recargos hacían inviables las inversiones en energía solar para consumo propio. La caída de los precios ha sido tal que ahora las instalaciones son viables incluso con cargos, aunque es posible que el plazo de amortización de la inversión se alargue un poco. Desde el año 2010, los costes de instalación solar se han reducido en nuestro país en un 76%. En 2016, el precio medio por la instalación realizada en casas residenciales fue de 4.000 euros y el tiempo medio de amortización de 7,5 años.
Eso sí, aunque se hayan reducido, los costes de instalación todavía siguen siendo bastante elevados por parte de la población. La buena noticia es que las energías renovables compensan a largo plazo. Según los cálculos de SotySolar, el ahorro medio termina siendo de un 34%.