En los últimos años hemos ido viendo como los costes de la producción de la energía renovable iban bajando de manera gradual, lo que ha hecho que, a día de hoy, la producción tanto de empresas como de propietarios particulares sea rentable. El mercado empieza a mostrar síntomas de madurez, siendo ya la energía renovable la fuente de electricidad más barata en muchas partes del mundo. Además, los expertos prevén que los costes seguirán disminuyendo en los últimos años, especialmente en el caso de las tecnologías solar y eólica, lo que reforzará la justificación económica de las renovables y su importancia como motor de la transformación energética del planeta.
En este contexto, la energía renovable se convierte en la columna vertebral de cualquier proyecto que quiera ser sostenible. Y es que si queremos cumplir con los objetivos climáticos del Acuerdo de París, tenemos que acelerar en todo lo posible la implantación de las energías limpias. Una solución climática económica para todos los países que ayuda a ampliar la escala de acción.
Los costes de la producción de energías renovables registraron en 2018 un mínimo histórico. El coste medio de la electricidad obtenida por sistemas solares de concentración se redujo nada menos que en un 26% seguida de la bioenergía con un 14%, la solar fotovoltáica y la eólica terrestre con un 13%, la hidroeléctrica con un 12% y la geotérmica y eólica marina con un 1%.
Aunque son las energías solar y eólica las que más bajarán en los próximos años. Más del 75% de los proyectos eólicos terrestres y un 80% de la capacidad solar FV que está previsto poner en marcha en 2020 producirán energía a precios más bajos que el petróleo, el carbón y el gas natural.
Ya es posible obtener costes de energía eólica terrestre y solar FV de entre 3 y 4 céntimos de dólar por kilovatio-hora en zonas con buenos recursos y marcos reguladores e institucionales favorables. Por ejemplo, en Chile, Perú, Arabia Saudí, México y Emiratos Árabes Unidos, los mínimos históricos de los precios de subasta de la solar fotovoltaica se han traducido en un coste nivelado de la electricidad de tan sólo 3 céntimos de dólar por kilovatio-hora.
Con lo cual, la obtención de energía eléctrica basada en la energía renovable competitiva en lo que respecta a costes constituye el eje vertebrador de la transformación y una solución de descarbonización de bajo coste, fundamental para cumplir con los objetivos climáticos que se establecieron en el Acuerdo de París.