Desde el pasado verano, hemos ido viendo como el precio de la electricidad no ha hecho más que aumentar. Esta situación no parece que vaya a mejorar a lo largo de 2019 debido a diversos motivos, sobre todo en base a lo a las escasas precipitaciones que han caído en España en el primer trimestre de este año. Las reservas hídricas se mantienen por debajo de los valores de 2017, que fue uno de los años más secos que se recuerdan y, en consecuencia, más caros en cuanto a electricidad.
Sin una base nuclear sólida y dependiente de energías intermitentes como la eólica, la hidroeléctrica continúa teniendo un gran peso a la hora de fijar los precios de la luz, ya que producir electricidad mediante gas y carbón es más caro.
Esto ha hecho que el primer trimestre se haya cerrado con un aumento del precio de la luz de aproximadamente el 10%, aunque afortunadamente lejos de los elevados precios con los que se cerró el año pasado, en los que se batieron récords en algunos meses.
Ante esta situación, se hace aún más evidente la necesidad de llevar a cabo reformas para adaptar el mercado eléctrico para la entrada de más renovables. En España, la forma más barata de producir electricidad es con el sol y el viento, por lo que en la próxima década se prevé desplegar 55.000 MW más para transformar el sistema de generación eléctrica. Todo ello con el objetivo de que en el año 2050 el sistema eléctrico español esté totalmente descarbonizado.
Actualmente, la mayor fuente de energía eléctrica es la nuclear con un 24,3%, seguida de la eólica (18,5%), la hidráulica (12,9%), la de ciclo combinado (12,7%), la de cogeneración (12,2%), la del carbón (11,5%), la solar fotovoltaica (3%), la solar térmica (1,4%), los residuos no renovables (0,9%), la turbinación bombeo (0,8%) y los residuos renovables (0,3%). Las fuentes de energía renovable producen alrededor de un 38% del total, pero todavía queda mucho por mejorar en este terreno.
En esta misma línea, en el mes de abril, el Gobierno también pondrá en marcha las medidas urgentes del real decreto-ley 15/2018, aprobado el 5 de octubre de 2018, para seguir avanzando en la transición energética y proteger a los consumidores. Siendo la medida principal la de la supresión del impuesto sobre la generación eléctrica, que tiene como finalidad paliar el impacto del alza del precio de la luz.
Con ello se da respuesta al fuerte repunte del precio de la luz en agosto del pasado año, que en septiembre alcanzó máximos anuales. Los principales causantes de esta situación fueron el encarecimiento del precio de los derechos de emisión de CO2, del gas natural y del carbón en los mercados internacionales.